22 años del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía: los protagonistas son sus trabajadores

El 8 de septiembre de 1993, el Congreso Nacional aprueba la Ley de la Cinematografía Nacional; once meses después, el 1 de agosto de 1994, nace el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).

Familia CNAC

Hace 22 años, Zulay Machado subía los dos pisos del Ala Sur del Centro Monaca para ocupar su puesto como secretaria en el recién inaugurado espacio del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, en sustitución del otrora Fondo de Fomento Cinematográfico (FONCINE).

Zulay era la encargada de llenar los cheques para el pago de las producciones de los cineastas, así que todos sabían cuándo estaba trabajando por el constante sonido de su máquina de escribir.

Eran los tiempos de las computadoras, pero en ese momento el trabajo de pagar las cuentas era un proceso manual que incluía muchas veces papel carbón, lápiz y, por supuesto, la fiel máquina de escribir.

En 1994 y bajo la presidencia del periodista Sergio Dahbar, el CNAC ocupaba una sola oficina donde 35 personas se distribuían las responsabilidades de ser los garantes de propiciar el estímulo, la protección y la promoción de las obras cinematográficas en toda su cadena: producción, exhibición y difusión dentro y fuera del país.

Era un trabajador por área, no más de eso.

La Ley de la Cinematografía Nacional había impulsado la creación del CNAC, pero su nacimiento llegó desprotegido de un artículo que propiciaría la incorporación de aportes privados, con el fin de mantener un ideal ritmo en todas las facetas que acarrea el arte cinematográfico.

La posibilidad de abrir espacios al cine nacional, que en1994 disfrutaban los 35 trabajadores del CNAC, se obtuvieron por las largas luchas e intensos debates de mujeres y hombres cineastas, investigadores, productores, técnicos, exhibidores cinematográficos, en la búsqueda del reconocimiento y visibilidad de la cinematografía venezolana.

En 1966, se reunieron en el I Encuentro de Cine Nacional en el núcleo Ciudad Bolívar de la Universidad de Oriente (UDO), bajo los auspicios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Oficina Central de Información y la Cinemateca Nacional, convencidos de la necesidad de promover en el país una conciencia histórica y crítica acerca del cine como fundamental vehículo de cultura y de comunicación de masas, y se plantearon una premisa: para que existiera una ley, primero se debía reconocer la palabra Cine, hasta ese momento inexistente en la legislación venezolana.

Se proponía la consulta previa a todos los organismos interesados, tanto oficiales como privados. El cine nacional como esfuerzo mancomunado de todos; la definición de una política cinematográfica, la problemática de la distribución en cine nacional, la inexistencia de normas restrictivas. Un año después, luego de tres encuentros se presenta el “Primer Proyecto de ley de Cine”. En 1979, se entrega al Congreso Nacional un nuevo “Proyecto de Ley de cine de los gremios”, ante la Comisión Permanente de Economía del Senado. Finalmente en octubre, 1993, al cabo de tres décadas de luchas, debates, discusiones y negociaciones es aprobada por el Congreso de la República, la tan esperada Ley de Cine. En esos tiempos, pensar que funcionara una institución como el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía era un sueño, una utopía.

27 años después, Zulay Machado subía los dos pisos del edificio donde está ubicado el CNAC, en Caracas, para sentarse a llenar los cheques de pago.

Aquella utopía tenía como banda sonora la máquina de escribir.

Paso a paso

Esos cheques preparados desde la oficina de Administración muchas veces llegaban hasta la propia puerta de la casa de los cineastas de la mano de Cristóbal Lara, uno de los fundadores del CNAC, quien llegó como encargado de Servicios Generales, y fue durante 21 años un “todero”.

Lara se ocupaba de las instalaciones de luz, plomería, pintura, salía a la calle a resolver cualquier problema, y además puede presumir de haber sido el chofer de todos los presidentes del CNAC.

Llevó a reuniones importantes a Sergio Dahbar, también a su sucesor Abdel Güerere, compartió con la abogada Dina Díaz Benaím quien se desempeñó posteriormente como presidenta.

Cristóbal Lara también condujo hasta los eventos cinematográficos a Gileni Gómez Muci, conoció al presidente Edgar Estévez, compartió con el músico Maurice Reyna, vivió el primer período bajo la dirección de Juan Carlos Lossada en agosto de 2003, colaboró con el sucesor de Lossada, el cineasta, docente y lingüista Luis Girón, recibió a Juan Carlos Lossada en su segundo período como presidente del CNAC, conoció a la productora Andrea Gouverneur, ayudó a Alizar Dahdah, hasta que su tiempo en el CNAC se termina con la tercera y última etapa de Juan Carlos Lossada al frente de la presidencia.

Jubilado hace un año y después de salir victorioso de ocho quimioterapias, Cristóbal Lara se pone a la orden para volver a la que fue su casa durante 21 años, a pesar de tener 71 años.

Al pasar de FONCINE, al nuevo Organismo creado por la LCN, las puertas del CNAC se abrieron para Fanny Méndez y Manuel Madrid, quienes pasaron a ser trabajadores de la institución.

Fanny Mendez, quien comenzó trabajando en la Dirección de Cine (DICINE) del Ministerio de Fomento, con las cifras oficiales de espectadores y recaudación (desde 1976), de FONCINE pasa al CNAC con esa minuciosa labor de llevar las estadísticas. Se encargó también de recopilar y sistematizar la premiación obtenida por nuestra cinematografía desde 1951.

Otro de los pioneros del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, Manuel Madrid pasó por diversas áreas en la institución, desde la Gerencia de Administración y Finanzas, Recursos Humanos, Renta Fílmica y Fiscalización Técnica de Salas de Cine. Él fue testigo de sus primeros pasos: de la creación de la Comisión Fílmica Venezolana en pro de la búsqueda de inversiones audiovisuales internacionales y también presenció en 1998 cómo se materializó el Programa Ibermedia, otra iniciativa internacional impulsada por el CNAC y uno de los programas de la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica (CACI), que estimula el desarrollo de las coproducciones entre los países iberoamericanos.

Desde las áreas en las que trabajó Manuel Madrid, pudo contribuir entre los logros de las 49 obras nacionales que se estrenaron hasta el 2005, y sus cuatro millones de espectadores que acudieron a las salas a ver películas con sello venezolano.

El 27 de septiembre de 2005 todo cambió.

Ese día, sale impresa en Gaceta Oficial la primera Reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional, y con ella, la creación del Fondo de Promoción y Financiamiento del Cine (FONPROCINE), en aras de incentivar la función de promoción, fomento, desarrollo y financiamiento del cine.

La sede del Ala Sur del Centro Monaca quedaría pequeña.

Aplaudir los logros

La actual vicepresidenta del CNAC, Alizar Dahdah Antar, subrayó el cambio que supuso la primera reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional, no sólo por la diversidad de proyectos que desarrolla, sino también por el aumento de trabajadores que son parte del equipo de la institución.

“En el año 2006 empezó a crecer la institución porque había que crear a FONPROCINE, porque había que desarrollar todos los mecanismos para hacer posible la recaudación de las contribuciones especiales recientemente aprobadas”, comentó Alizar al recordar cómo de los 35 trabajadores iniciales entre los que se contaba ella, se agregaron más.

Fue necesario instalarse en nuevos espacios.

En 2008 se alquiló un local, ubicado a pocos metros de la sede original del CNAC, en la que se habilitaron las gerencias de Recursos Humanos, Fonprocine, Comunicaciones, Promoción y Divulgación Cinematográfica y Consultoría Jurídica.

En su sede primaria quedarían la Presidencia, Vicepresidencia, Administración y Servicios, Planificación y Presupuesto, y Auditoría Interna.

En el Centro Empresarial Miranda, también en Los Ruices, albergaría las gerencias de Desarrollo Cinematográfico, y el Laboratorio del Cine y el Audiovisual de Venezuela, junto con su Centro de Documentación.

Distribuidos en esa periferia, los números en positivo sobre el avance de la cinematografía venezolana eran el reflejo de ese trabajo en conjunto: desde el 2006 hasta el 2015 se estrenaron un total de 183 películas, el CNAC también ha financiado en ese tiempo un total de 757 proyectos cinematográficos nacionales según la modalidad de estímulo económico, y se han formado en el área un total de 51.000 personas a través del Sistema de Apoyo a la Formación Cinematográfica.

Como había que compartir los logros juntos y el sueño de estar en un solo edificio, en el 2012 empezaron las primeras mudanzas.

Se ocupó una oficina en el Ala Norte del Centro Monaca para distribuir las unidades, y en el 2015, en el Ala Sur se amplió en un solo edificio el CNAC.

Fue entre esos pasillos donde celebraron parte de los 403 premios internacionales que ha cosechado el cine nacional: la Concha de Oro del 61 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España, en 2013, para “Pelo Malo” de Mariana Rondón, así como el Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana entregado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en 2014, en su 28 edición, para “Azul y no tan rosa”, dirigida por Miguel Ferrari; y el León de Oro de la 72 Biennale de Venecia, Italia, en 2015, para la ópera prima “Desde allá”, de Lorenzo Vigas, primera película latinoamericana premiada en uno de los más prestigiosos eventos cinematográficos internacionales.

Celebraron en 2014, el nuevo récord de audiencia en salas de cine con los 1.977.969 espectadores que vieron el largometraje “Papita, Maní, Tostón”, de Luis Carlos Hueck. Superando el récord hacía 29 años con “Homicidio Culposo” de César Bolívar. De igual modo en el año 2011, se alcanza la cifra de 16 películas estrenadas, récord logrado en 1986; los tres años subsiguientes permitieron las históricas cifras de 21, 25 y 29 películas estrenadas en los años 2013, 2014 y 2015 respectivamente.

En el año 2012: el CNAC organiza el “Primer Encuentro de Guionistas” coordinado por el Maestro Rodolfo Santana, y el “II Simposio de Investigación y Formación Cinematográfica”; cerca de 100 especialistas participan en el evento, con características metodológicas que lo hacen inédito en nuestro país.

En año 2013, el equipo del CNAC recorre 22 estados del país para la conformación de las Redes Populares Estadales del Cine y Audiovisual de Venezuela (RePCAV). Forma de organización en el ámbito popular, que permite la interacción entre los distintos oficios y personas, comunidades, colectivos, fundaciones, cooperativas, que desarrollan una actividad cultural diversa, con las realidades y culturas de cada pueblo, expresadas a través del séptimo arte y que pueden aportar a la construcción de nuestro imaginario audiovisual. “Nuestro país está lleno de talento, de historias locales, de tradiciones, de costumbres, de una riqueza cultural inmensa” declara Juan Carlos Lossada.

Esa labor de conectar con las raíces en las comunidades, enriqueció el debate que se dio en el 2014, con la instalación del Foro del Cine Venezolano, que congrega a los distintos gremios de la comunidad cinematográfica venezolana, y que se ha convertido en una instancia organizativa.

Los logros también se cuentan por la consolidación de la política del Estado venezolano en cuanto al bienestar social de los trabajadores independientes de cine, gracias al convenio suscrito entre el CNAC y la Asociación Civil para el Bienestar Social del Trabajador Cinematográfico (ABICINE); al apoyo a más de 50 festivales y muestras a lo largo del país, la creación del Sistema Nacional de Festivales y Muestras de Cine en Venezuela (SNFMCV); la exhibición en salas de cine y en espacios alternativos de cortometrajes venezolanos a través del programa Venezuela en Corto.
En este contexto, Alizar Dahdah destacó que un punto importante de la institución es su carácter mixto, “en la que el CNAC ha desarrollado las políticas públicas durante estos 22 años congregando a todos los sectores de la comunidad cinematográfica venezolana: gremios, creadores, realizadores, productores, guionistas, técnicos de cine, distribuidores, y exhibidores, entre otros. Hecho que le confiere su carácter plural y democrático en las instancias decisorias de la institución; confluye el dictado de las políticas públicas del sector oficial con las del sector privado, los logros de la comunidad cinematográfica han sido con la participación de todas las tendencias, garantizando de este modo el carácter democrático señalado en nuestra Carta Magna”.

Gente comprometida

En este recorrido el equipo del CNAC se ha multiplicado a 117 trabajadores.

Para Alizar Dahdah “la institución son las personas. Los aciertos de esta institución son gracias al equipo que ha sido parte de ella”.

Fue Alizar quien pidió hace cuatro años el cambio de puesto de Isaura Sánchez, que pasó de estar en la unidad de Servicios Generales a la Recepción, y quien se entusiasma cuando después de diez años en el CNAC, los cineastas la recuerdan y saludan con aprecio y deferencia.

O la historia de las hermanas Pinto, Marianella y Luz Marina, hijas de la tan querida señora Delia Figueredo, otra de las trabajadoras que estuvieron en los orígenes del CNAC, quienes ocuparon el puesto que dejó su mamá como personal de mantenimiento.

Las hermanas viajan todos los días desde los Valles del Tuy para estar a las 7:00 de la mañana en las oficinas y a Marianella con más de una década en la institución le gusta estar en el CNAC, porque se trabaja como equipo, “he trabajado con muy buenas personas”.

Zulay Machado, a quien recordamos por el sonido de su máquina de escribir, rememora esa época con una sonrisa.

Siente que estos 22 años en el CNAC tienen un valor sentimental, “es ver el crecimiento y yo crecer también, uno se encariña y siente que le debe a la institución. Me gusta mi trabajo”.

Después de 21 años en la faena por el ímpetu de promover el cine venezolano, Alizar Dahdah acota que los trabajadores son la clave, “sin ellos la institución no podría existir, aquí está la gente que está comprometida y que le gusta lo que hace y gracias a eso es que las cosas salen”.

Esta no es una historia de pocos protagonistas, ellos son una pequeña representación de muchas mujeres y hombres que han dedicado sus horas por y para el cine venezolano desde el CNAC, tanto para los que ya no están, como los que día a día siguen convirtiendo la utopía en una realidad.

Texto: Mawarí Basanta Mota
Fotos: Sandro Oramas