Efterpi Charalambidis regresa al cine con «Qué buena broma, Bromelia»

La directora y guionista Efterpi Charalambidis, emprende en la ciudad de Caracas su segundo largometraje «Qué buena broma, Bromelia», con los actores Irabe Seguías, Rolando Padilla y María Cristina Lozada, bajo la producción conjunta del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y la Fundación Villa del Cine.

Qué buena broma, Bromelia

Bromelia está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta años. Bromelia está soltera y sin hijos. Ella siente el peso de la sociedad que la señala como una mujer incompleta, como una mujer solterona que se quedará sola. Su mamá se encarga de recordarle que es necesario encontrar un hombre en su vida y es cuando aparece Pedro Cedeño.

Pedro es un encantador de serpientes, un «todero», un hombre con los valores descontrolados, quien verá en Bromelia un puente para lograr algunos objetivos no tan honestos, y Bromelia se enamorará de Pedro.

Lo que sigue de este encuentro donde se mezcla el amor y el interés en la pareja protagónica, se conocerá en las salas de cine.

Efterpi Charalambidis es la escritora y directora de esta historia de amor con un toque de drama, producida por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y la Fundación Villa del Cine, que comenzó el rodaje este martes 30 de enero en Caracas y que se extenderá por ocho semanas.

No es el primer largometraje de Charalambidis, quien también escribió y dirigió en el 2009, «Libertador Morales, El Justiciero», la historia de un taxista que imparte con sus acciones la ley de una forma muy objetiva.

Esa primera experiencia detrás de cámara ha llenado de más tranquilidad a la cineasta, aunque confiesa que todavía siente los mismos nervios, «esta vez estamos más en interiores que en exteriores lo cual hace que el rodaje sea un poquito más llevadero (…) Porque ‘Libertador Morales’ fue muy duro, fue mucha calle, fueron muchos inconvenientes por clima y por muchos factores que teníamos que controlar. Aquí tomamos la previsión para estar más preparados y creo que voy como más tranquila. Si estoy nerviosa, pero voy un poco más tranquila».

La tranquilidad de Efterpi Charalambidis tiene una relación directa con su papel como guionista, con el poder que representa contar con unos diálogos y un relato en los que reconoce a otras mujeres y a ella.

«Esta historia nace de mí, y esta necesidad nace de mí como mujer, nace de mí como hija, nace de mí como amiga, como hermana. Está muy inspirado en todas las mujeres que he conocido: amigas, hermanas, mentoras, maestras, mi mamá, mi hermana, primas, en todas las mujeres que he conocido. Estoy contando esto desde mí como mujer y para ti como mujer».

Qué buena broma, Bromelia

En busca de unos actores

El guion de «Qué buena broma, Bromelia» comenzó a desarrollarse en el año 2010 con el apoyo del CNAC, y fue después de varias correcciones que la cineasta comenzó un proceso para escoger a sus actores principales.

A la actriz, Irabe Seguías, quien trabajó con Charalambidis en su cortometraje «El chancecito» en el 2002, le llegó el personaje directamente a sus manos, «Bromelia llegó a mí de la mano de la directora con el guion, a la vez esto también fue pensado y discutido por un equipo de casting y con un productor general que es Carlos Marchán, y por supuesto mucho con su almohada. Pero había en mí esos elementos que conjugan física y emocionalmente con el personaje y ella me escogió y me ha dado uno de los regalos más extraordinarios que se les puede dar a un amigo, a un artista, que es un extraordinario guion y la confianza, porque es doble el compromiso», comentó Seguías.

El actor Rolando Padilla quedó con la «espinita» de no haber podido participar en la ópera prima de la directora por sus múltiples compromisos, pero cuando Charalambidis lo llamó para este nuevo casting, no lo pensó dos veces.

«Me llamaron para esto y lo celebré muchísimo porque el guion es una cosa preciosa, maravillosa, lleno de mensajes, lleno de reflexiones, muy conmovedor, muy bonito además. Lo que se está planteando ahora que arrancamos el rodaje con un cuidado muy especial de la película, y no tengo que estar más que agradecido con Dios, con la directora, con Irabe que fue quien me dio toda la energía que necesitaba para salir airoso de un buen casting».

Para Irabe Seguías, «Qué buena broma, Bromelia» es una película necesaria para el cine venezolano, llena de reflexión, «de las que sutilmente te golpeaban también y de las que contundentemente te ayudan, o te enseñan, o te motivan a volar».

Para su directora, Efterpi Charalambidis, su segundo largometraje de ficción está lleno de magia, integrado por un equipo cohesionado, «trato de no pensar mucho en las expectativas creo que quiero llegar al corazón, quiero hacer pensar, hacer reflexionar, tengo mucha ilusión con la historia y con el trabajo que han desempeñado todos».

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Texto: Mawarí Basanta
Fotografías: Cortesía