Alfredo Anzola: el director detrás del largometraje «Más vivos que nunca»

El director Alfredo Anzola conversó sobre su más reciente película de ficción «Más vivos que nunca» con guion de Laura Romero, que se estrenará el 6 de octubre en las salas comerciales del país.

Alfredo Anzola

Alfredo Anzola no es la clase de director que le encuentra dificultades a sus películas, ni le gusta resaltar lo negativo de un rodaje, o para decirlo de otra forma, Anzola siempre trata de ver el vaso medio lleno.

Al conversar sobre las posibles complicaciones que surgieron en su reciente película, «Más vivos que nunca», una historia que une a cinco adultos mayores que escapan de un asilo para cumplir el último sueño de una anciana alegre y divertida, el director no duda en responder que de su parte no existió ningún sufrimiento.

«Hay mucha gente que le encanta hablar de las complicaciones, lo difícil que es esto de hacer películas y de lo mucho que sufrió, pero a mí me gustó tanto que la verdad es que no sufrí nada y afortunadamente nos salió todo muy bien».

Durante seis semanas de rodaje, cuatro en Caracas y dos en el estado Portuguesa, el largometraje «Más vivos que nunca» contó con los experimentados actores Rosario Prieto, María Cristina Lozada, Haydee Faverola, Eduardo Gadea, Pedro Durán, Gonzalo «Chile» Veloz, quienes compartieron con Greisy Mena, Antonio Delli, Nohely Arteaga, Catherina Cardozo, José Roberto Díaz y Germán Anzola, la historia escrita por Laura Romero.

El director Alfredo Anzola y la guionista y una de las productoras de «Más vivos que nunca», Laura Romero, se conocieron en la producción de Anzola, «1888, el extraordinario viaje de la Santa Isabel» (2005), donde Laura participó como pasante. Años después Romero llegó con el proyecto de «Más vivos que nunca» y contrató a Anzola para ser su director.

«Este es un guion de Laura (Romero). Yo nunca había hecho una película en la que yo no tuviera nada que ver con el guion. Laura me llegó con ese guion y me dijo que quería que yo dirigiera la película; yo le dije que chévere, que la produjera ella y me contratan de director. ¡Qué chévere! Sin tanta angustia y sin tanto peso, pero me montó en la olla (…) y al final terminé produciendo y dirigiendo la película. Lo leímos mil veces, le daba ideas y ella lo corrigió mil veces».

«Más vivos que nunca» pudo caer en un melodrama pero la idea central apunta a lo inverso: la película es sobre la amistad, la libertad de elegir, el amor y resalta con mucho humor que la edad es solo un número .

-La película podría caer fácilmente en un melodrama…
-No, no. Estos señores son simpáticos, están vivos. La cosa también era esa, no una película de destrucción, que se puede hacer también obviamente, uno puede agarrar este mismo tema y hacer una película trágica excelente, pero esa no es esta, esta es otra.

-Y además los diálogos iban a la par con tu humor…
-Los venezolanos cuando queremos decir una cosa importante la decimos «mamando gallo». Las verdades se dicen «mamando gallo» (…) Cuando alguien te dice algo como «mamadera de gallo» te está diciendo realmente lo que le importa. Mis películas dicen que son comedia pero es que yo nunca me he planteado hacer comedia, pero siempre tiene que estar ahí la risa.

-¿Qué te llamó la atención al leer el guion de Laura Romero?
-Yo no me sé las respuestas así tan directas. Lo leí y me gustó, me pareció bonito, me pareció que era una historia cálida. Lo primero que le dije (a Laura Romero) fue que no tenía ganas de hacer una película de viejo, ¡pa’ viejo yo! Yo quiero hacer una película de chamos, pero entonces me puse a pensar que podía meterme en esto fácilmente y además fue divertido porque los actores son contemporáneos conmigo».

-En «Más vivos que nunca», estabas siempre encima de los actores, no utilizas el monitor…
-Para empezar yo empecé a dirigir cuando no existía monitores. En el monitor está uno pendiente que si del encuadre, que si un poco de cosas (…) A los actores les gusta que un director esté allí con ellos. Los actores trabajan para el director, yo me siento más cómodo estando ahí, es una cosa humana, pero es que la verdad no me gusta ver la película por el monitor, claro ahí tienes que tener confianza en tu director de fotografía, en tu camarógrafo.

Alfredo Anzola

Cine y sociología

Alfredo Anzola tiene en sus genes el arte cinematográfico porque su papá, Edgar Anzola, fue un pionero de la comunicación en Venezuela y un reconocido cineasta con títulos como «La trepadora» (1924), «Amor, tú eres la vida» (1926) y dirigió los documentales «El dique de Petaquire» (1927) y «Reverón» (1928), aunque Alfredo tomó consciencia de esta realidad cuando ya estaba atrapado por el cine.

-¿Qué tanto influyó tu papá en lo que eres ahora?
-Esa es una pregunta difícil de contestar. Influyó porque lo que soy tiene que ver con mi papá, pero yo vine a comprender que mi papá había sido un cineasta cuando yo ya hacía películas. Eso pasó mucho tiempo cuando yo naciera, yo nací cuando mi papá tenía 53 años. Todas esas cosas que él hizo habían pasado antes, y bueno yo sabía que le gustaba porque en mi casa siempre había una cámara, una cosa, pero el señor que hacía películas yo lo vine a comprender de verdad después, cuando yo hacía películas. Pero obviamente está ahí y es importante en mi vida.

En su juventud, Alfredo Anzola comenzó a estudiar Ingeniería pero luego cambió a Sociología, carrera que le ha ayudado a asumir sus proyectos «soy sociólogo y me dije ¿ahora qué hago? ¿Escribo libros sobre la sociedad venezolana que lo van a leer cinco tipos en las facultades? ¿O le cuento cómo yo veo el mundo a mucha gente a través de una película? No fue tan así pero fue básicamente como pasó esto».

Esos cambios de carrera creaban en su papá una duda de cuál sería el futuro de su hijo, por eso cuando Alfredo lo invitó al estreno de su película «Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia» (1977) resultó ser un antes y un después de esa relación padre-hijo. Alfredo todavía recuerda los créditos finales, el público aplaudiendo y su padre Edgar Anzola entre ellos, «pero no me quiero poner sentimental».

Después de «Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia», Anzola dirigió «Manuel» (1979), «Menudo: La película» (1982), «Cóctel de camarones, en el día de la secretaria» (1984), «De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndez» (1986), «El misterio de los ojos escarlata» (1992), «1888, el extraordinario viaje de la Santa Isabel» (2005), entre otras.

Anzola se dedicó por mucho tiempo a realizar audiovisuales para empresas privadas pero con el largometraje «Más vivos que nunca» retoma el camino de la ficción, una producción que resultó todo un reto porque es la primera vez que trabaja con un equipo técnico tan numeroso, porque si Anzola pudiera escoger, siempre se embarcaría en películas pequeñas.

«Salir a hacer una película con 56 técnicos a mí eso me vuelve loco, no sé cómo manejarlo. Yo creo que esta es la película más grande que yo he hecho y éramos cuatro gatos. Me gusta hacer películas con poca gente, todos comprometidos con ella».

En «Más vivos que nunca», cinco adultos mayores se escapan de un asilo y emprenden un viaje desde Caracas hasta Portuguesa, lo que implicó que el equipo se mudara a un campamento en Acarigua por dos semanas, «salíamos después de desayunar y filmábamos corrido hasta que volvíamos al campamento a tomar cerveza y almorzar y a bañarnos en la piscina. Entonces no fue difícil, yo no recuerdo dificultades en la películas. Yo sé que a la gente le encanta ponerle dificultades pero a mí no se me da bien eso, yo celebro hacer películas».

-¿Te sientes identificado con algún personaje?
-Esta película es rara porque normalmente uno tiene un personaje así que uno se identifique, que es el protagonista, pero como esta película no tiene protagonista. Los protagonistas son ese combo de seis, más los jóvenes que son una maravilla. No sé, me siento bien con todos, me gusta la calidez, la manera de relacionarse, la picardía, la complicidad pero está repartida entre todos.

-¿Te anotarías en un viaje como el que hacen tus personajes?
-No, no. ¡A mí no me pongas de viejo! (Risas) Deja que me llegue la hora y vamos a ver.

No, pero, probablemente si uno estuviera en esa situación sería la máxima felicidad porque se escapan de alguna manera, no es que estuvieran presos, no es que la pasen mal ahí pero tampoco es que un lugar muy divertido.

El largometraje «Más vivos que nunca» fue producido por la Casa Productora Cine Seis Ocho, con financiamiento del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y tiene su fecha de estreno el 6 de octubre del presente año.

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Texto: Mawarí Basanta
Fotografías: Cortesía/Más vivos que nunca/Omar Mesones/Angela Ojeda