Livia Montes sembró un legado de esperanza

La cineclubista venezolana Livia Montes falleció el pasado 25 de julio dejando un gran legado a través de la formación y de la difusión cinematográfica en cineclubes y en los más importantes centros penitenciarios del país.

Livia Montes

Livia Montes fue una experimentada cineclubista y cultora venezolana, que desarrolló una larga carrera que se remonta al año 1993, cuando creó el Cine Club Waleker (Cine Penitenciario), desde el que realizó un trabajo de formación, realización y difusión cinematográfica en cineclubes y en los más importantes centros penitenciarios del país, así como en los Centros de Rehabilitación Negra Hipólita. Durante esa década, Livia Montes estuvo a cargo de la coordinación de los programas de Promoción Audiovisual Penitenciario, denominados «Cárcel Adentro Puertas al Futuro», promovidos por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). También organizó talleres de formación cinematográfica en zonas de difícil acceso en el interior del país.

Milagros Torres, creadora audiovisual, fue su compañera de trabajo en los talleres de formación de cine para jóvenes que se dictaron en El Guapo, estado Miranda, a principios del 2016. «Para Livia era muy importante la participación de las personas. Es por ello que trataba de incluir a mucha gente. Al final de los talleres de formación, su mayor deseo era ver cómo aprendían y se desarrollaban los muchachos». En estos talleres se enseñaba fotografía, cámara, iluminación, postproducción, entre otros elementos, para lograr al culminar el taller una obra audiovisual. Al final, los alumnos presentaron sus cortometrajes y veían sus conocimientos plasmados en su propia creación, «Livia logró sembrar una semilla en cada uno de ellos, ella tenía mucha vocación de servicio y ganas de formar a los jóvenes».

Ricardo Guerrero, cultor, gran amigo y compañero de Livia Montes nos cuenta de ella que era una trabajadora incansable y la define como una persona diversa, integral y preocupada por su comunidad. «Livia se formó como cineclubista a principios de los años 90 y conformamos un equipo junto a Roger Herrera, Ángel Palacios y Dayon Moiz, con quienes se realizaron diversas actividades culturales en el pabellón 2 del Retén de Catia… Allí el objetivo era que los privados de libertad utilizaran herramientas culturales que les permitieran crear conciencia sobre su propia realidad para poder transformarla… A pesar de las dificultades que en ese momento nos ponía el sistema carcelario, Livia fue incansable en conformar la logística y animar a la gente siempre con una sonrisa en la cara. Es que donde llegaba ella abría puertas, lograba conseguir los recursos y los permisos a pesar de la burocracia». Guerrero recuerda que las primeras películas que visualizaron en el Retén de Catia fueron de Charles Chaplin, «con un proyector poníamos las películas de Chaplin y hacíamos analogía de esos personajes con la vida de los reclusos. En tres meses transformamos un pabellón violento donde todos los días habían muertos en un pabellón cultural, cambiamos chuzos por libros».

En el proceso de formación con las personas privadas de libertad se produjeron varios cortometrajes, entre los cuales destacan las obras del Internado Judicial Yare I: «De Yare pa’la Bombilla» y «Luchando por ser libre» (2009), «Aquí empezó todo» y «La llamada» (2011). La cineclubista participó como jurado en varias ocasiones en «La Muestra de Cine Penitenciario», cuya primera edición se celebró en el año 2012, en la cancha principal del Centro Penitenciario de la Región Capital Yare III. Montes aplicó sus conocimientos de cine en proyectos cinematográficos de cineastas reconocidos, en los que destaca el cortometraje de ficción «Chaplin que estás en los cielos» (2001), dirigido por Ángel Palacios.

Livia Montes recibió el Premio Municipal de Difusión Cinematográfica 2011. Con este premio se reconoció su inmenso trabajo y dedicación, años de su vida de servicio a la difusión, exhibición y promoción del cine en comunidades sin acceso al disfrute de la cultura, contribuyendo al florecimiento de la esperanza en personas privadas de libertad. También nos dejó un legado de diversos trabajos poéticos y literarios para niñas, niños y adolescentes en el marco de las ferias internacionales del libro y de la poesía, así como para diversas publicaciones.

La cineclubista fue muy querida y respetada en su comunidad, así nos cuenta Nelsy Cabrera, quien fue su vecina y amiga por muchos años; compartió con ella otra de sus actividades preferidas, el rescate de animales en situación de calle. «Compartimos esa labor de rescate conjuntamente con Misión Nevado, la última mascota que rescató fue un perrito que encontró en San Francisco, ella lo bañó y lo cuidó hasta que pudo darlo en adopción… Livia fue una persona extraordinaria, dispuesta a ayudar a todo el mundo sin esperar nada a cambio, ella apoyaba a todo el mundo».

Alizar Dahdah, vicepresidenta del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, CNAC, comentó que Livia Montes es otra Protagonista del Cine Venezolano, una gran mujer, una insigne luchadora, y una auténtica servidora, a través de la cultura, en las comunidades. No debemos olvidar su legado»

Livia Montes

Texto: Karla Fernández