Los sueños de dos genios en la Venezuela de principios del siglo XX

“Vivir de imaginar” del director Carlos Bolívar, muestra la vida y obras de dos grandes pioneros de Venezuela, el escultor Alejandro Colina y el libretista para radio y televisión Alfredo Cortina.

Vivir de imaginarCarlos Bolívar, tiene en su filmografía una amplia experiencia como sonidista, editor y microfonista en películas como “Disparen a matar” (1990), “Terra Nova (1991), “La punta del diablo” (2006), entre muchas otras.

Ahora, Carlos Bolívar se aventura en la dirección con la historia de dos personajes: uno era más accesible, el otro, un poco más esquivo.

Documentar la vida del escultor Alejandro Colina y la del libretista de radio y televisión Alfredo Cortina fue un proceso creativo que empezó cerca de casa, porque Bolívar y el guionista de “Vivir de imaginar” Edgar Narváez, vivían a pocas cuadras de Alejandro Colina.

La obra del escultor también fue fuente de inspiración para la profesora universitaria Aminta Díaz, madre de Carlos Bolívar, quien por más de una década se sumergió en una investigación que terminó en su libro: “Colina”.

Basado en este texto de 426 páginas, Edgar Narváez construyó la línea narrativa para el primer mediometraje que compone el documental, “Vivir de imaginar”: “Alejandro Colina. Mitología de la imagen”.

Narváez contaba con documentos históricos y escritos del escultor, “y nos fuimos por algo formalmente más lineal, más apegado al desarrollo de su obra, también nos unía de forma afectiva el conocimiento que tenemos de la familia de Colina, en especial de Aura, de su hija”.

Por su parte, el director Carlos Bolívar se internó en la búsqueda de materiales audiovisuales, “fotografías, biografías y cualquier otro elemento que hubiera, porque ya había una investigación bastante profunda, bastante bien documentada de lo que era la vida de Colina a través del libro”.

Con Alejandro Colina, el director quiso ir más allá de María Lionza, su obra más reconocida y emblemática y mostrar ese lado polémico, su intenso viaje a las raíces de un país que apenas crecía.

“Lo cierto es que Colina intenta rescatar una cosa muy importante, que en esa época era polémica como lo eran nuestras raíces, ya por los mismos procesos de colonización inclusive de transculturización. Aquí considerarse indio era una ofensa prácticamente y de hecho los tenían como animales, en Apure en los años 30 los mataban”, comentó Bolívar.

Alejandro Colina fue el personaje más accesible, tocaba ahora avanzar con el más esquivo: Alfredo Cortina.

Vivir de imaginar

Pasión por Venezuela

De Colina tenían textos, bibliografías, referencias, declaraciones familiares.

Del libretista de radio y televisión Alfredo Cortina, no poseían ningún documento personal que lo ligara a su cotidianidad, pero Carlos Bolívar tuvo la oportunidad de conocerlo por un trabajo para la Biblioteca Nacional, desde ese momento para él, “me quedó siempre la idea de que era un personaje valiosísimo, como se puede ver en el documental”.

Partir de cero, así fue el camino por el que pasó Bolívar “las fotos que tenemos de Cortina son, digamos de la farándula. De cuando él trabajaba en la radio, cuando él trabajaba en la publicidad y entonces fue más largo el camino con Cortina, tuve que investigar mucho más”.

Para Edgar Narváez, el crecimiento entre uno y otro mediometraje se nota en la pantalla y con Cortina, “hay como más vuelo y nos encontramos con un documental que a mi manera de ver muy conmovedor y muy cercano”.

Fue Narváez quien explicó el por qué juntar los dos mediometrajes y así crear el largometraje documental “Vivir de imaginar”.

“Nos encontramos con una pasión común. Una pasión por el país que no es una cuestión totalmente del pasado, es el presente, porque fueron personas que tuvieron que pasar por muchas dificultades por las que pasaba el país y yo creo que eso también está presente y es un llamado a la Venezuela de hoy, a esa pasión por Venezuela”.

Texto y fotos: Mawarí Basanta Mota

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