Carlos Caridad Montero: periodista y director

El director Carlos Caridad Montero tiene en su filmografía el largometraje “3 Bellezas” y entre su historia de vida, un oficio como periodista que le ha ofrecido la oportunidad de armar sus personajes.

Carlos Caridad

La vida de Carlos Caridad Montero cambió cuando sus padres compraron el primer VHS.

Ya no era necesario escaparse tan seguido de sus clases en el bachillerato, para entrar al cine en su natal Maracaibo y consumir una buena dosis de artes marciales y películas de Arnold Schwarzenegger.

Con la llegada del VHS a su casa, Carlos amplió sus gustos de voraz cinéfilo y de los filmes de acción pasó a las películas de terror clase C, tremendamente oscuras y violentas, de esas que no estrenaban en las salas de cine e iban a parar directamente a un videoclub.

“Pero era complicadísimo verlas en la casa, porque a mis padres no les gustaba absolutamente nada”.

Por eso Carlos esperaba hasta la medianoche para ver “Granja macabra”, una cinta del director Kevin Connor de los años 80, con una sinopsis que ahora cuenta Carlos Caridad entre risas: un hombre secuestraba a personas, las enterraba hasta el cuello en el patio de su granja para alimentarlos, cortar sus cabezas y luego vender la carne.

“Les cortaban las cuerdas vocales a la gente y veías unas cabezas sembrabas que hacían ‘Ahhhh’… la cosa era bastante tétrica, pero ahora entiendo que era una comedia”.

Un día sus padres quisieron ver una película, tomaron la cinta de “Granja macabra” y lo que pasó después, Carlos lo resume en una frase.

“¡Imagínate el lío que se armó en la casa con esa película!”

De su contacto con el cine venezolano tiene unos buenos recuerdos que empiezan a los 16 años cuando disfrutó de “Cangrejo” de Román Chalbaud, pero fue “Macho y hembra” de Mauricio Walerstein la que le causó un gran impacto, por ser de una temática diferente a las demás.

Antes de eso, cuando todavía era un niño, no podía entender cómo las personas pagaban una entrada y sufrir con las historias, “en esa época el cine venezolano era bastante pavoso, la gente iba al cine a llorar”.

De tanto ver películas, a Carlos Caridad le quedó el gusto por el cine, pero sin una universidad de este tipo en Maracaibo y sin recursos para estudiar fuera, decidió que bien podría ser… escritor.

Carlos Caridad

El periodista gana la lotería

El sueño de convertirse en director de cine era para Carlos Caridad una locura absolutamente inalcanzable.

Aunque no todo estaba perdido, porque tenía dos opciones: estudiar Letras o Periodismo.

A fin de cuentas, Carlos lo que quería era contar historias.

“Empecé a estudiar periodismo porque yo quería ser escritor, y pensaba que la carrera de Letras me aseguraba morirme de hambre, y la de Periodismo, no… igual resultó no tan rentable como la otra. Entonces fue una decisión terrible la que hice”.

A los 18 años ya trabajaba en el Diario Crítica como asistente del director, ayudando en la diagramación y saliendo una que otra vez a la calle.

Ejercer como periodista no le quitaba las ganas por el cine, por eso no perdió la oportunidad cuando leyó en un anuncio para aplicar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de Los Baños, en Cuba.

Realizó una prueba en Caracas, mientras seguía en la calle como periodista de sucesos en “La Columna”.

Un año después de esa prueba, cuando ya había perdido las esperanzas, un conocido lo llamó y le dijo que en una cartelera de la escuela en Cuba estaba su nombre.

“Resulta que le habían dado las cartas a alguien que venía a Venezuela y ese alguien ni se había preocupado en mandar las cartas, o buscarnos”.

Ya no importaba, lo habían aceptado.

“¡Eso fue la lotería!”

Su premio duró tres años desde 1991 hasta 1993, en un país que estaba viviendo una crisis económica que lo marcó de manera personal, Cuba y en especial La Habana, era para Carlos Caridad una ciudad mítica que conoció en los libros de Guillermo Cabrera Infante.

“La Habana es una ciudad maravillosa, llena de gente maravillosa y abierta a aventuras, que de alguna manera te marcan un antes y un después. No sé ahora”.

De la Escuela de Cine en San Antonio de Los Baños (EICTV) la idea de compartir con jóvenes creativos, de todas las nacionalidades, representó una experiencia única.

“La escuela era muy divertida, era mejor de lo que me había imaginado”.

Después de tres años, salió rumbo a Venezuela y empezó a tocar puertas.

Pero muy pocas se abrieron.

Carlos Caridad

Un blog para abrir brechas

Carlos Caridad llegó a Venezuela con un proyecto en manos.

“Sólo nosotros y los dinosaurios”, es un cortometraje documental que salió en 1993 y el primer empuje cinematográfico en su joven carrera como cineasta, también realizó con Bolívar Films el noticiero de cine, una enseñanza en forma de reto, porque Carlos Caridad debía usar 200 pies de 35 milímetros para filmar un comercial o una nota informativa.

Después de esa experiencia buscó la posibilidad de abrirse un espacio en la escena cinematográfica en Venezuela, pero era un imposible.

“Y en un momento… tiré la toalla”.

Carlos Caridad entendió que debía no solo dirigir, también producir sus propios proyectos y con esto en mente creó los cortometrajes “La estrategia del azar” (1996), “Tarde de machos” (2002) y “Nocturno” (2003).

En el 2004 nació Blogacine, un espacio a través del cual Carlos pudo seguir combinando sus dos pasiones: las películas y la escritura, aunque él ya había tenido experiencia con otros blogs.

“Yo tenía un blog antes del 2004 que tenía cosas personales, pero ahí me di cuenta rapidito que mi vida era bastante aburrida, no me pasaba nada interesante y a nadie le interesaba eso”.

En cambio con Blogacine, Carlos Caridad tenía el objetivo de, con sus letras, abrir una brecha en una industria que todavía estaba rodeada por un círculo cerrado de cineastas.

Convocatoria que salía, convocatoria que Carlos montaba en su página y rápidamente fue ganando adeptos y enemigos.

“El blog contribuyó un poco a la transparencia informativa en el mundo del cine, a abrirles espacios a los nuevos cineastas que esperaban desde hacía rato por su película”.

Aguantar una paliza

En el 2014 salió su largometraje “3 Bellezas”.

Su nacimiento fue parte de un proceso de investigación documental sobre los concursos de belleza, su ópera prima es una ficción, pero los rastros que deja tienen mucho que ver con el reporterismo y sus días de calle.

“Mi carrera paralela siempre ha sido el periodismo, entonces siempre me gusta ir al sitio, me gusta ir a compartir con la gente, a interrogar a la gente y ver lo que está pasando para ver como lo traslado en la pantalla”.

En el camino aprendió que un buen director debe tener constancia, perseverancia y fuerza.

“Para aguantar todo el proceso, porque es una paliza”.

A veces los golpes le llegan de su propio puño, en especial en la etapa de postproducción.

“Porque todo el tiempo te está recordando lo mal director que eres, porque uno solamente ve los defectos y no ve las cosas positivas hasta muy entrado el proceso, cuando dices, ‘mira no quedó tan mal’”.

Mientras tanto, el director Carlos Caridad busca con su cine, no dejar indiferente a nadie.

“Me gusta la clase de cine que te deje algo, que no salgas igual que como entraste a la sala, que te haga pensar”.

De aquel adolescente que esperaba las madrugadas para ver películas de terror, queda un director en constante proceso de investigación, para convertir la realidad en grandes escenas de ficción.

Texto: Mawarí Basanta Mota
Fotos: Ricardo Jiménez, producidas por Omar Mesones