Mario Crespo: “No quise hacer una película étnica, sino universal”

El director de Lo que lleva el río en entrevista para el CNAC desvela aspectos más profundos y necesarios para llevar al  debate sobre su película.

Prensa CNAC

Lo que lleva el río“Si quieres ser universal, habla de tu aldea”. Esta frase del escritor ruso León Tolstói la tuvo presente el realizador Mario Crespo desde el comienzo de su filme Lo que lleva el río, que tuvo su estreno mundial en la Berlinale 2015 y fue admitida recientemente en la 39° edición del Festival des Films du Monde de Montreal, en Canadá, en la sección Focus on World Cinema; en el 1º Festival Internacional de Cine de Fusagasugá, Colombia, en la Competencia Oficial de Largometrajes Hechos de Mujeres; y en el Trinidad y Tobago Film Festival.

Crespo asegura que la cinta “es un drama humano que puede contextualizarse en un pueblito del Oriente, una ciudad como  Tokio o París. Pude haberla contado en un barrio de Caracas. En todas partes las mujeres tienen problemas, en todas partes hay atavismos y preconceptos castradores. Precisamente sobre eso deseo alertar ahora: la falibilidad de la propensión a categorizar”. Desde Caracas, el director de cine conversó con el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).

-Al mostrar Lo que lleva el río en escenarios tan contrastados como la Berlinale y la comunidad warao del vertedero de Cambalache en Puerto Ordaz, ¿cuáles fueron las impresiones y reacciones del público?

En Berlín estuvimos en un auditorio gigantesco con 400 personas. La reacción fue elocuente: no se iban de la sala, se quedaban preguntando. Con los indígenas pasó un tanto parecido según los lugares. También la proyectamos en Tucupita, allí nos felicitaron por haber escogido su etnia y a su comunidad para contar una historia de amor. Ellos la llaman la novela warao. En Cambalache, comunidad a la orilla del Orinoco, pero inmersa en la ciudad de Puerto Ordaz, coexisten distintos modismos de hablar su dialecto, así que la reacción fue distinta. Los niños estaban arrobados viéndose a sí mismos en la pantalla, y habían personas, sobretodo mujeres, que decían que eso no era warao, y hubo que explicarles la extensión de la etnia.

Eso tiene que ver con el mensaje de la película. Habla precisamente de la necesidad de entendernos a pesar de que hablemos idiomas diferentes. Yo no quise hacer una película étnica, sino de problemas universales, que se ven también en comunidades aisladas y antiguas como la warao.

-Comenta que los indígenas se refieren a la película comola novela warao” y en su paso por Berlín participó en la sección ‘Native: un viaje por la cinematografía indígena’ ¿Es este un filme indigenista?

Me parece que es un error catalogarla como una película indígena, porque debería haber sido hecha por indígenas. Es una obra hecha por un grupo de gente con participación de nativos, que desde su tesis pretende unir culturas, para expresar un tema y contar una historia de amor, de interculturalidad y de género. Lo que yo quisiera es que se le metiera el ojo y la tijera a los temas más profundos que plantea.

No es una película indígena porque no está hecha por indígenas solamente. Ni pretende abordar el tema. ¿Es acaso Dauna diferente a Nora, la mujer de ‘La Casa de las muñecas’ de Ibsen? ¿La mujer que da el portazo y se marcha para defender su libertad individual, la posibilidad de ser un ser humano libre y no una muñequita encerrada en una casa? Son mujeres que se enfrentan a la dicotomía de la separación por intereses de diferentes tipos y tienen que luchar por su visibilidad y porque se respete su opinión. Por eso digo que va mucho más allá de una película indígena.

Entonces, a lo mejor es culpa mía, que yo no lo expresé tan claro. Cuando hablo y pongo en primer plano mi criterio es porque quisiera que efectivamente se vea de esta otra manera, con una visión un poco más amplia. Ese es el discurso que plantea Dauna al principio, cuando dice ‘insertando las ramas de mi cultura en el tronco de la cultura universal’.

-¿Qué tiene Dauna, protagonista del filme, que pueda identificarse con la historia de cualquier mujer en el mundo?

Dauna es una mujer que lucha por defender su libertad individual, por la posibilidad de trabajar, de hacer, aprender, enseñar y relacionarse, y que le son impedidas por sociedades que asignan roles demasiado rígidos a cada género: el hombre no entra a la cocina, ni hace labores del hogar, va a la calle, la mujer se queda en casa amantando y educando a los hijos. No es así, somos seres humanos y puede ser que los roles se inviertan. Pero Nora y Dauna son idénticas, una en Suecia y la otra en Venezuela, dos mujeres que están luchando por su libertad individual.

Lo que lleva el río-¿Entonces esta historia tiene arquetipos y prejuicios que pueden ser evaluados o contrastados con distintas sociedades, religiones, grupos étnicos o minoritarios?

Por supuesto. Lo que sí creo es que todo lo que hagamos, hablemos y podamos hacer los artistas y creadores para revertir procesos que en culturas antiquísimas detienen a géneros sexuales determinados, no es suficiente, ni nada de lo que se diga está de más hoy, y sobre eso hay que trabajar. A mí me interesan los temas humanos, del hombre  como especie y por ahí hay mucho de qué hablar. La película se ubica en el Delta del Orinoco porque para una mujer de allí es más difícil saltar. Los obstáculos son mucho mayores:  económico, geográfico y cultural.

Es un tema que atañe las sociedades del mundo. Se habla de discriminaciones de culturas y razas, pero es la mujer el ser más discriminado y que más ha padecido en todos los niveles y sociedades. Se le paga menos que al hombre, se le contrata menos, se le da menos posibilidades. Y por eso me interesa mucho y escogí una del Delta.

-¿Considera que su obra, de alguna manera, reivindica a la mujer?

Dauna prefiere anteponer su vocación y deseo de ser útil. Se arriesga al repudio y lo que proponemos es la valorización de este modelo.  Es un melodrama de amor donde sus personajes dejan claro que hay algunos que están destinados a desaparecer, como Tarcisio, que es el hombre poseedor, dominante, pero sin ser un mal hombre, porque es trabajador y la ama profundamente, pero está anclado en presupuestos culturales que no le dejan crecer. Entonces es una historia contada fundamentalmente por dos arquetipos totalmente contrapuestos como Tarcisio y Dauna.

-¿Cuál espera que sea la reacción del público, en especial de las mujeres?

Hasta ahora la reacción ha sido muy buena. De hecho, la película está siendo invitada por grupos de mujeres en todo el mundo para verla. Quisiera confrontar la película con públicos de culturas antiguas y atávicas para ver la reacción de los hombres. Por ejemplo, acá, en la ciudad, los que la han visto, generalmente se identifican con Dauna, y se dan cuenta que el modelo correcto es el que propone ella y tal vez no se comporten como tal al llegar a sus casas, pero al menos algo les queda.

Esa es la labor del arte. El arte no resuelve ningún problema, lo que hace es alertar, llamar la atención, exponer, y cuando es muy fuerte, abofetear con escenas duras y uno difícilmente quede siendo la misma persona. Uno se va para la casa pensando qué he hecho mal, en qué me parezco a este personaje  o a otro. Pienso que la función del arte es esa.

Trailer:

 

Texto: Rubén Quast